sábado, 20 de febrero de 2010

Sri Isopanisad - MANTRA DIECIOCHO





MANTRA DIECIOCHO

agne naya supatha raye asman
visvani deva vayunani vidvan
yuyodhy asmaj juhuranam eno
bhuyistham te nama-uktim vidhema

agne—¡oh mi Señor, poderoso como el fuego!; naya—por favor guía; supatha—por el sendero correcto; raye—para llegar a Ti; asman—nosotros; visvani—todas; deva—¡oh mi Señor!; vayunani—acciones; vidvan—el conocedor; yuyodhi—por favor remueve; asmat—de nosotros; juhuranam—todos los obstáculos del sendero; enah—todos los vicios; bhuyistham—tan numerosos; te—a Ti; namah-uktim—palabras reverenciales; vidhema—yo rindo.


¡Oh, mi Señor, poderoso como el fuego! ¡Oh, Omnipotente! Ahora Te ofrezco todas mis reverencias y caigo al piso a Tus pies. ¡Oh, mi Señor!, por favor guíame por el sendero correcto que lleva a Ti, y ya que sabes todo lo que he hecho en el pasado, libérame por favor de las reacciones de mis pecados pasados para que no haya obstáculo en mi avance.


SIGNIFICADO


Al entregarse e implorar la misericordia sin causa del Señor, el devoto puede avanzar en el sendero de la completa autorrealización. El Señor recibe el trato de fuego porque puede reducirlo todo a cenizas, incluso los pecados del alma entregada. Como ya se describió en los mantras anteriores, el aspecto verdadero o último del Absoluto es Su aspecto como la Personalidad de Dios. Su aspecto impersonal de brahmajyoti es un resplandor que cubre Su cara. Las actividades fruitivas, o sea el sendero karma-kana de la autorrealización, son la etapa más baja que hay en este intento.


Tan pronto como esas actividades se desvían aunque sea un poco de los principios regulativos de los Vedas, se transforman en vikarma, o sea actos que van en contra de los intereses del ejecutor. La entidad viviente ilusionada incurre en ese vikarma con la única intención de satisfacer sus sentidos, y de esta manera, esas actividades se vuelven obstáculos en el sendero de la autorrealización.


En la forma humana de vida es posible alcanzar la autorrealización, mas no en las otras formas. Hay 8.400.000 especies o formas de vida y, entre ellas, la forma humana, calificada gracias a la cultura brahmínica, presenta la única posibilidad de adquirir conocimiento acerca de la trascendencia. La cultura brahmínica incluye la veracidad, el control de los sentidos, la paciencia, la sencillez, el conocimiento completo, y la fe total en Dios. No se trata simplemente de estar orgulloso de una ascendencia elevada. Ser el hijo de un brahmana brinda la oportunidad de volverse un brahmana así como ser el hijo de una gran persona brinda la posibilidad de volverse una gran persona. Sin embargo, esos derechos de nacimiento no lo son todo porque todavía falta que uno desarrolle las aptitudes brahmínicas. En el momento que uno se enorgullece de haber nacido como el hijo de un brahmana y descuida adquirir las aptitudes de un verdadero brahmana, se degrada de inmediato y cae del sendero de la autorrealización. La misión de su vida como un ser humano fracasa así.


En el Bhagavad-gita 6.41-42 el Señor nos asegura que los yoga-bhrastas, o sea las almas que han caído del sendero de la autorrealización, reciben una oportunidad para rectificarse naciendo en familias de buenos brahmanas o en familias de comerciantes ricos. Tales nacimientos proporcionan mejores oportunidades para lograr la autorrealización. Si alguien desaprovecha esas oportunidades debido a la ilusión, pierde la gran oportunidad que ofrece la vida humana, brindada por el Señor todopoderoso.


Los principios regulativos son aquellos que, al seguirlos, lo elevan a uno del plano de las actividades fruitivas al plano del conocimiento trascendental. Después de muchísimos nacimientos y después de llegar al plano del conocimiento trascendental, uno se perfecciona cuando se entrega al Señor. Éste es el procedimiento general. Pero alguien que se entrega desde el mismo comienzo, tal como se recomienda en este mantra, supera de inmediato todas las etapas con sólo adoptar la actitud devocional. Como se afirma en el Bhagavad-gita 18.66, el Señor se hace cargo inmediatamente de esa alma entregada y la libera de las reacciones de sus actos pecaminosos. En las actividades karma-kana hay muchas reacciones pecaminosas implicadas; y en el jñana-kana, el sendero del desarrollo filosófico, el número de dichas actividades pecaminosas es menor. Sin embargo, en el servicio devocional al Señor, el sendero del bhakti, prácticamente no hay oportunidad de incurrir en reacciones pecaminosas. El devoto del Señor consigue todas las buenas cualidades del Señor Mismo, y ¿qué decir de las cualidades de un brahmana? El devoto desarrolla automáticamente la competencia de un brahmana experto y autorizado para conducir sacrificios, aunque no haya nacido de una familia brahmana. Así de grandiosa es la omnipotencia del Señor. Él puede hacer que alguien nacido de una familia brahmana se degrade tanto como un plebeyo comeperros, y que un plebeyo comeperros se vuelva superior a un brahmana competente, todo por virtud del servicio devocional.


Puesto que el Señor omnipotente está situado en el corazón de todos, puede instruir a Sus devotos sinceros para que encuentren el sendero correcto. Aun cuando el devoto desee alguna otra cosa, el Señor le ofrece especialmente esas instrucciones. Con respecto a los demás, el Señor les deja hacer lo suyo por su cuenta y riesgo solamente. Sin embargo, en el caso del devoto, el Señor lo guía de manera que nunca actúe equivocadamente. En El Srimad-Bhagavatam (11.5.42) se dice:

cita:
sva-pada-mulam bhajatah priyasya
tyaktanya-bhavasya harih paresah
vikarma yac cotpatitam kathañcid
dhunoti sarvam hrdi sannivistah


El Señor es tan bondadoso con Su devoto que aunque éste caiga a veces en el embrollo de vikarma —los actos que van en contra de las instrucciones védicas— el Señor en seguida rectifica en el corazón los errores del devoto. Esto ocurre porque el Señor quiere mucho a Sus devotos.



En este mantra el devoto le ruega al Señor que lo rectifique internamente en el corazón. Errar es humano. El alma condicionada es muy a menudo susceptible a cometer errores, y la única medida correctiva para esos pecados desconocidos es abandonarse a los pies de loto del Señor para que pueda guiarlo. El Señor se hace cargo de las almas completamente entregadas; así, todos los problemas se solucionan al entregarse al Señor y obrar en función de las instrucciones del Señor. El devoto sincero recibe estas instrucciones de dos maneras. Una es por vía de los santos, las Escrituras y el maestro espiritual; y la otra es por vía del Señor Mismo, quien reside internamente en el corazón de todos. El devoto queda así protegido en todo aspecto.


El conocimiento védico es trascendental y no puede ser comprendido por medio de sistemas educativos mundanos. Sólo es posible comprender los mantras védicos por la gracia del Señor y del maestro espiritual. Si alguien se refugia en un maestro espiritual fidedigno, debe entenderse que ha recibido la gracia del Señor. El Señor aparece ante el devoto en la forma del maestro espiritual. Así, el maestro espiritual, los mandamientos védicos, y el Señor Mismo que se encuentra interiormente, guían al devoto con toda fuerza. Así no hay posibilidad de que el devoto caiga de nuevo en el maya de la ilusión material. Estando protegido así por todos lados, el devoto seguramente alcanza el destino final de la perfección. En este mantra se presenta una idea acerca de todo el proceso, y El Srimad-Bhagavatam (1.2.17–20) lo explica con mayor detalle.


El oír y el cantar las glorias del Señor son en sí actos de piedad. El Señor quiere que todos oigan y canten, debido a que Él es el bienqueriente de todas las entidades vivientes. Al oír y cantar las glorias del Señor, uno se limpia de todo lo indeseable, y se establece su devoción por el Señor. Cuando llega a ese punto el devoto desarrolla la competencia de un brahmana y desaparecen por completo las reacciones resultantes de las modalidades inferiores de la naturaleza (la pasión y la ignorancia). El devoto se ilumina plenamente en virtud de su servicio devocional, y así logra conocer el sendero del Señor y la forma de llegar a Él. Cuando las dudas disminuyen, se vuelve un devoto puro.


Así terminan los significados de Bhaktivedanta de El Sri Isopanisad, el conocimiento que nos acerca a la Suprema Personalidad de Dios, Krsna.





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Sri Isopanisad - MANTRA DIECISIETE






MANTRA DIECISIETE

vayur anilam amrtam
athedam bhasmantam sariram
om krato smara krtam smara
krato smara krtam smara

vayuh—el aire vital; anilam—la reserva total de aire; amrtam—indestructible; atha—ahora; idam—este; bhasmantam—después de ser reducido a cenizas; sariram—cuerpo; om—¡oh Señor!; krato—el disfrutador de todos los sacrificios; smara—por favor recuerda; krtam—todo lo que he hecho; smara—por favor recuerda; krato—el beneficiario supremo; smara—por favor recuerda; krtam—todo lo que he hecho para Tí; smara— por favor recuerda.

Que este cuerpo temporal sea reducido a cenizas, y que el aire vital se funda con la totalidad del aire. Ahora, ¡oh, mi Señor!, recuerda por favor todos mis sacrificios, y debido a que eres el beneficiario último, por favor recuerda todo lo que he hecho para Ti.

SIGNIFICADO

Este cuerpo material y temporal es ciertamente un vestido ajeno. En el Bhagavad-gita (2.13, 2.18, 2.30) se dice claramente que la entidad viviente no es aniquilada después de la destrucción del cuerpo material ni tampoco pierde su identidad. Su identidad nunca es ni impersonal ni carente de forma; al contrario, es el vestido material lo que carece de forma y lo que desarrolla una forma según la forma de la persona indestructible. Ninguna entidad viviente carece originalmente de forma, tal como piensan erróneamente los que tienen una poca reserva de conocimiento. Este mantra verifica el hecho de que la entidad viviente existe después de que el cuerpo material es aniquilado.

En el mundo material, la naturaleza material exhibe una destreza maravillosa creando diferentes variedades de cuerpos para los seres vivientes, de acuerdo con la propensión que tengan a satisfacer sus sentidos. La entidad viviente que quiere saborear el excremento recibe un cuerpo material perfectamente adecuado para comerlo: el de un cerdo. En forma similar, alguien que desea comer carne recibe el cuerpo de un tigre con el cual puede vivir disfrutando la sangre de otros animales y comiendo su carne. Siendo la forma de sus dientes diferente, el ser humano no está hecho para comer excremento o carne, ni tiene deseo alguno de saborear el excremento, ni siquiera en su etapa más aborigen. Los dientes humanos están hechos de manera que puedan masticar y cortar frutas y verduras, y también hay dos colmillos para que se pueda comer carne.

Los cuerpos materiales de todos los animales y hombres son ajenos a la entidad viviente. Ellos cambian según el deseo que tenga la entidad viviente de satisfacer sus sentidos. En el ciclo de la evolución, la entidad viviente muda de cuerpos uno tras otro. Cuando el mundo estaba lleno de agua la entidad viviente aceptó una forma acuática. Luego pasó de la vida vegetal a la vida de un gusano, de ahí a la de un ave, de ahí a la de una bestia y de ahí a la forma humana. La forma más evolucionada es aquella forma humana que puede comprender completamente el conocimiento espiritual. En este mantra se describe la comprensión espiritual más evolucionada alcanzable: se debe abandonar este cuerpo material, el cual será reducido a cenizas, y permitir que el aire vital se funda con la reserva eterna de aire. El ser viviente lleva a cabo sus actividades dentro del cuerpo a través de los movimientos de diferentes clases de aires, conocidos en resumen con el nombre de prana-vayu. Los yogis generalmente aprenden a controlar los aires del cuerpo. El alma debe subir de un círculo de aire al otro hasta llegar al brahma-randhra, el círculo más elevado. De ahí el yogi perfecto puede trasladarse a cualquier planeta que desee. El proceso consiste en dejar un cuerpo material y entrar en otro; pero sólo es posible alcanzar la perfección más elevada de esos cambios cuando la entidad viviente es capaz de abandonar por completo el cuerpo material, tal como se sugiere en este mantra. Entonces uno puede entrar en la atmósfera espiritual y allí desarrollar un tipo de cuerpo totalmente diferente —un cuerpo espiritual que nunca tiene que enfrentarse ni a la muerte ni a los cambios.

En el mundo material la naturaleza material lo fuerza a uno a mudar de cuerpos debido a los diferentes deseos que tenga de satisfacer sus sentidos. Estos deseos se representan en las diversas especies de vida, empezando por los gérmenes hasta los cuerpos materiales más perfectos: los de Brahma y los semidioses. Todas estas entidades vivientes tienen cuerpos compuestos de materia moldeada en diferentes formas. El hombre inteligente ve la unidad, no en la diversidad de cuerpos, sino en la identidad espiritual. La chispa espiritual que es parte integral del Señor Supremo es la misma, no importa que se encuentre en el cuerpo de un cerdo o en el de un semidiós. La entidad viviente asume diferentes cuerpos según sus actividades piadosas y viciosas. El cuerpo humano es muy evolucionado y tiene plena conciencia. Según las Escrituras védicas, el hombre más perfecto se entrega al Señor después de llevar muchísimas vidas cultivando el conocimiento. El cultivo del conocimiento sólo llega a su perfección cuando el conocedor logra entregarse al Señor Supremo, Vasudeva.


Sin embargo, si uno no logra saber que las entidades vivientes son partes integrales eternas de la totalidad, y que nunca se pueden volver la totalidad misma, tiene que caer de nuevo a la atmósfera material, aunque haya alcanzado conocimiento sobre su propia identidad espiritual. Uno en realidad tendrá que caerse aunque se haya vuelto uno con el brahmajyoti.

El brahmajyoti que emana del cuerpo trascendental del Señor está lleno de chispas espirituales que son entidades individuales que comprenden plenamente su propia existencia. A veces estas entidades vivientes quieren volverse disfrutadoras de los sentidos, y por lo tanto son puestas en el mundo material para que se vuelvan unos falsos señores bajo el dictado de los sentidos. La enfermedad material de la entidad viviente consiste en su deseo de ser el Señor, ya que bajo el hechizo del disfrute de los sentidos transmigra por los diversos cuerpos que se manifiestan en el mundo material. El volverse uno con el brahmajyoti no es representativo de un conocimiento maduro. Sólo es posible alcanzar la etapa más elevada de la perfección al entregarse completamente al Señor y desarrollar la conciencia de servicio espiritual.

La entidad viviente ruega en este mantra entrar en el reino espiritual de Dios después de abandonar su cuerpo material y el aire material. El devoto le implora al Señor que recuerde sus actividades y sacrificios antes de que su cuerpo material se reduzca a cenizas. Esta oración se hace en el momento de la muerte, teniendo plena conciencia de los actos hechos en el pasado y también de la meta final. Alguien que se encuentra completamente bajo el control de la naturaleza material, recuerda las nefastas actividades que ejecutó mientras existía su cuerpo material, y en consecuencia recibe otro cuerpo material después de la muerte. El Bhagavad-gita 8.6 confirma esta verdad:

cita:
yam yam vapi smaran bhavam
tyajaty ante kalevaram
tam tam evaiti kaunteya
sada tad-bhava-bhavitah


Uno alcanzará sin falta cualquier estado de existencia que recuerde al abandonar su cuerpo.


Así pues, la mente transporta las propensiones del animal moribundo a la siguiente vida.


A diferencia de los simples animales que no poseen una mente desarrollada, el ser humano puede recordar las actividades que ocurrieron en su vida que finaliza, como sueños en la noche; por eso su mente permanece sobrecargada de deseos materiales, y en consecuencia él no puede entrar en el reino espiritual con un cuerpo espiritual. Sin embargo, los devotos desarrollan un sentido de amor a Dios al practicar el servicio devocional al Señor. Incluso si el devoto no recuerda, en el momento de la muerte su servicio divino, el Señor no se olvida de él. Se presenta esta oración para recordarle al Señor acerca de los sacrificios del devoto, pero aunque no ocurra ese recordatorio, el Señor no olvida el servicio devocional ejecutado por Su devoto puro.


El Señor describe claramente en el Bhagavad-gita 9.30-34 la relación íntima que tiene con Sus devotos: “Incluso si alguien comete las acciones más abominables, si está consagrado al servicio devocional, se le debe considerar un santo, pues está debidamente situado. Prontamente él se torna virtuoso y alcanza la paz perdurable. ¡Oh, hijo de Kunti!, declara osadamente que Mi devoto jamás perece. ¡Oh, hijo de Ptha!, aquellos que se refugian en Mí, aunque sean de un nacimiento inferior —mujeres, vaisyas [mercaderes], así como también los sudras [obreros]— pueden acercarse al destino supremo. ¡Cuánto más grandes son entonces los brahmanas, los virtuosos, los devotos y los reyes santos que en este miserable mundo temporal están activos en el amoroso servicio a Mí! Ocupa siempre tu mente en pensar en Mí y conviértete en Mi devoto, ofréceme reverencias y adórame. Estando completamente absorto en Mí, ciertamente vendrás a Mí”.


Srila Bhaktivinoda Thakura explica estos versos de la siguiente manera: “Se debe aceptar al devoto que se encuentra en el sendero correcto de los santos, aunque ese devoto parezca tener un dudoso carácter moral. Se debe tratar de entender el verdadero significado de la expresión ‘un dudoso carácter moral’. El alma condicionada debe obrar con dos funciones, a saber: la manutención del cuerpo y también la autorrealización. Para la manutención del cuerpo están la posición social, el desarrollo mental, la limpieza, la austeridad, la alimentación, y la lucha por la existencia. La sección de atividades dedicadas a la autorrealización se cumple cuando uno se ocupa como devoto del Señor, y también lleva a cabo actividades en relación con eso. Estas dos actividades diferentes son paralelas entre sí, ya que el alma condicionada no puede dejar de mantener su cuerpo. Sin embargo, la cantidad de actividades para el mantenimiento del cuerpo disminuye en proporción al incremento del servicio devocional.


Mientras la proporción de servicio devocional no llegue al punto indicado, existe la posibilidad de una exhibición ocasional de mundanalidad, pero se debe advertir que tal mundanalidad no puede continuar por mucho tiempo porque, por la gracia de Dios, tales imperfecciones terminarán muy pronto. Por eso, el sendero del servicio devocional es el único sendero correcto. Cuando uno se encuentra en el sendero correcto, incluso un incidente mundano ocasional no obstaculiza su avance hacia la autorrealización”.


A los impersonalistas se les niegan las facilidades del servicio devocional pues están apegados al aspecto brahmajyoti del Señor. Como se sugirió en los mantras anteriores, ellos no pueden penetrar el brahmajyoti porque no creen en la Personalidad de Dios. Su interés principal radica en la semántica, el juego de palabras, y las creaciones mentales. Como consecuencia, los impersonalistas prosiguen una actividad estéril, tal como se confirma en el Capítulo Doce del Bhagavad-gita 12.5.


Es posible recibir sin dificultad todas las facilidades sugeridas en este mantra si uno se mantiene en constante contacto con el aspecto personal de la Verdad Absoluta. El servicio devocional al Señor consiste esencialmente en nueve actividades trascendentales que ejecuta el devoto: (1) oír acerca del Señor, (2) glorificar al Señor, (3) recordar al Señor, (4) servir a los pies de loto del Señor, (5) adorar al Señor, (6) ofrecer oraciones al Señor, (7) servir al Señor, (8) disfrutar de la amistosa compañía del Señor, (9) entregarle todo al Señor. Estos nueve principios del servicio devocional —tomados todos o uno por uno— pueden ayudarle al devoto a permanecer constantemente en contacto con Dios. De esta manera es fácil que recuerde al Señor al final de su vida. Los siguientes devotos célebres del Señor alcanzaron la perfección más elevada al adoptar solamente uno de estos nueve principios: (1) Maharaja Parksit, el héroe de El Srimad-Bhagavatam, alcanzó el resultado deseado por oír. (2) Sukadeva Gosvami, el orador de El Srimad-Bhagavatam, alcanzó la perfección por sólo glorificar al Señor. (3) Akrra alcanzó el resultado deseado por orar. (4) Prahlada Maharaja alcanzó el resultado deseado por recordar. (5) Pthu Maharaja alcanzó la perfección por adorar. (6) La diosa de la fortuna Laksm alcanzó la perfección sirviendo a los pies de loto del Señor. (7) Hanuman alcanzó el resultado deseado por prestar servicio personal al Señor. (8) Arjuna alcanzó el resultado deseado a través de su amistad con el Señor. (9) Maharaja Bali alcanzó el resultado deseado por entregar todo lo que tenía.


En realidad, la explicación sobre este mantra y sobre prácticamente todos los mantras de los himnos védicos se encuentra resumida en los Vedanta-sutras, y expuesta correctamente en El Srimad-Bhagavatam. El Srimad-Bhagavatam es el fruto maduro del árbol de la sabiduría védica. Este mantra particular es explicado en El Srimad-Bhagavatam, en las preguntas y respuestas que sostuvieron Maharaja Parksit y Sukadeva Gosvami al mismo principio de su encuentro. Oír y cantar sobre la ciencia de Dios es el principio básico de la vida devocional. Sukadeva Gosvami cantó El Srimad-Bhagavatam y Maharaja Parksit lo oyó todo. Maharaja Parksit hizo preguntas a Sukadeva porque éste era un maestro espiritual superior a cualquier gran yogi o trascendentalista de su época.


La pregunta principal de Maharaja Parksit fue: “¿Cuál es el deber de todos los hombres, específicamente en el momento de la muerte?”. Sukadeva Gosvami le contestó:

cita:
tasmad bharata sarvatma
bhagavan isvaro harih
srotavyah kirtitavyas ca
smartavyas cecchatabhayam


Todo aquel que desee liberarse de todas las ansiedades, siempre debe oír sobre, glorificar y recordar a la Personalidad de Dios, quien es el director supremo de todo lo que hay, el extintor de todas las dificultades, y la Superalma de todas las entidades vivientes.
Srimad-Bhagavatam 2.1.5


La así llamada sociedad humana dedica generalmente la noche a dormir y a tener vida sexual, y el día a ganar lo más que pueda, y si no, a hacer compras para el mantenimiento familiar. La gente tiene muy poco tiempo para hablar acerca de la Personalidad de Dios o indagar acerca de Él. Ellos han descartado la existencia de Dios de muchas maneras, principalmente declarando que Él es impersonal, es decir, incapaz de percibir con sentidos. Sin embargo, en la literatura védica —bien sea en los Upanisads, los Vedanta-sutras, El Bhagavad-gita o en El Srimad-Bhagavatam— se declara que el Señor es un ser consciente y tiene supremacía sobre las demás entidades vivientes. Sus gloriosas actividades son idénticas a Él. Por lo tanto, uno no debe entregarse a oír y hablar sobre las actividades de los políticos mundanos y los llamados grandes hombres de la sociedad —actividades que son como basura— sino que debe amoldar su vida de manera que pueda dedicarse a actividades divinas sin perder ni un segundo. El Sri Isopanisad nos orienta hacia tales actividades divinas.


A menos que uno se acostumbre a las prácticas devocionales, ¿qué recordará en el momento de la muerte cuando el cuerpo se halle trastornado?, y ¿cómo podrá orarle al Señor Todopoderoso para que recuerde sus sacrificios? Sacrificio significa negar el interés de los sentidos. Hay que aprender este arte usando los sentidos en el servicio del Señor durante la vida. Uno puede utilizar los resultados de esa práctica en el momento de la muerte.






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